Oración por la paz en Tierra Santa

Señor Jesucristo, Tierra Santa está siendo golpeada una vez más por la violencia, el odio y la muerte.
Señor, mira con misericordia la tierra que fue tu hogar terrenal.
Acoge a los difuntos en tu reino. Consuela a los que están en duelo, heridos o en la huida.
Que todos los que sufren miedo y desesperación, sientan tu cercanía.
Tú eres nuestra paz y la luz de las naciones, pon fin a la espiral de terror y sufrimiento en Tierra Santa y en todo Medio Oriente.
¡Que tu paz y justicia florezcan de nuevo en estos lugares sagrados!
Tú eres nuestro refugio. Haz que todos encuentren protección en tu Amor. Ten piedad de nosotros y de nuestro tiempo. Amén

Oración por las víctimas del terrorismo

Señor Jesucristo, ante cada nuevo atentado contra los cristianos por el mero hecho de seguirte, estamos “atribulados, pero no aplastados; apurados, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados…” (2Cor 4, 8s).
Recíbelos en el lugar de la luz y de la paz; haz que su sangre, derramada por ti, ahora sea semilla de nuevos cristianos en aquella tierra; que su testimonio anime nuestro testimonio y nos fortalezca en nuestra debilidad; ayúdanos a vencer el deseo de venganza y el odio; enséñanos a confiar en tu justicia; que tu triunfo sobre la muerte sea su victoria, permíteles gustar del árbol de la vida en el paraíso.
Cristo Resucitado, luz de todos los pueblos y salvación de todos los hombres, haznos fuertes para creer y confesar la fe en medio de la persecución y la prueba del martirio.
Concédenos que, asociados con estos hermanos, consigamos la plena alegría junto a ti que, vencedor del poder de la muerte, vives y reinas, inmortal, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN POR LA PAZ DEL MUNDO

Señor Jesús, tú guías sabiamente
la historia de tu Iglesia y de las naciones, 
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,

y el odio siembra más miedo y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén.