
Oración por la paz del mundo
Señor Jesús, tú guías sabiamente
la historia de tu Iglesia y de las naciones,
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén.
la historia de tu Iglesia y de las naciones,
escucha ahora nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden
como antaño en la torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre
que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos,
y el odio siembra más miedo y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio,
aquella que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto
de la Verdad y de la Justicia.
Escucha la imploración de María Madre
y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia
a los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros el Reino del Amor,
y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Amén.
Oración por la paz en Tierra Santa
Señor Jesucristo,
Tierra Santa está siendo golpeada una vez más por la violencia, el odio y la muerte.
Señor, mira con misericordia la tierra que fue tu hogar terrenal.
Acoge a los difuntos en tu reino. Consuela a los que están en duelo, heridos o en la huida.
Que todos los que sufren miedo y desesperación, sientan tu cercanía.
Tú eres nuestra paz y la luz de las naciones, pon fin a la espiral de terror y sufrimiento en Tierra Santa y en todo Medio Oriente.
¡Que tu paz y justicia florezcan de nuevo en estos lugares sagrados!
Tú eres nuestro refugio. Haz que todos encuentren protección en tu Amor. Ten piedad de nosotros y de nuestro tiempo. Amén
Señor, mira con misericordia la tierra que fue tu hogar terrenal.
Acoge a los difuntos en tu reino. Consuela a los que están en duelo, heridos o en la huida.
Que todos los que sufren miedo y desesperación, sientan tu cercanía.
Tú eres nuestra paz y la luz de las naciones, pon fin a la espiral de terror y sufrimiento en Tierra Santa y en todo Medio Oriente.
¡Que tu paz y justicia florezcan de nuevo en estos lugares sagrados!
Tú eres nuestro refugio. Haz que todos encuentren protección en tu Amor. Ten piedad de nosotros y de nuestro tiempo. Amén
Oración por las víctimas del terrorismo
Señor Jesucristo, ante cada nuevo atentado contra los cristianos por el mero hecho de seguirte, estamos “atribulados, pero no aplastados; apurados, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados…” (2Cor 4, 8s).
Recíbelos en el lugar de la luz y de la paz; haz que su sangre, derramada por ti, ahora sea semilla de nuevos cristianos en aquella tierra; que su testimonio anime nuestro testimonio y nos fortalezca en nuestra debilidad; ayúdanos a vencer el deseo de venganza y el odio; enséñanos a confiar en tu justicia; que tu triunfo sobre la muerte sea su victoria, permíteles gustar del árbol de la vida en el paraíso.
Cristo Resucitado, luz de todos los pueblos y salvación de todos los hombres, haznos fuertes para creer y confesar la fe en medio de la persecución y la prueba del martirio.
Concédenos que, asociados con estos hermanos, consigamos la plena alegría junto a ti que, vencedor del poder de la muerte, vives y reinas, inmortal, por los siglos de los siglos. Amén.
Recíbelos en el lugar de la luz y de la paz; haz que su sangre, derramada por ti, ahora sea semilla de nuevos cristianos en aquella tierra; que su testimonio anime nuestro testimonio y nos fortalezca en nuestra debilidad; ayúdanos a vencer el deseo de venganza y el odio; enséñanos a confiar en tu justicia; que tu triunfo sobre la muerte sea su victoria, permíteles gustar del árbol de la vida en el paraíso.
Cristo Resucitado, luz de todos los pueblos y salvación de todos los hombres, haznos fuertes para creer y confesar la fe en medio de la persecución y la prueba del martirio.
Concédenos que, asociados con estos hermanos, consigamos la plena alegría junto a ti que, vencedor del poder de la muerte, vives y reinas, inmortal, por los siglos de los siglos. Amén.